En el año 1991, cursaba el primer año de educación secundaria en la “sección P” y tuve mi primer partido de baloncesto gracias al profesor de educación física; Pedro Chamorro Caceda G84, fué muy bonito conocer el coliseo y jugar un partido amistoso entre mis compañeros de aula, aún recuerdo la primera canasta que anote aquel día, es así como se despertó mi interés por el baloncesto.
Al cabo de un año noté la importancia de este deporte en mi vida, en 1992 me cambiaron de la sección P a la G, recuerdo cuando sonó el timbre de salida y fui el último en salir, por alguna razón la puerta de salida estaba cerrada y tuve que salir por otra puerta, cruzando el patio de quinto observé a los alumnos del 5to año de secundaria dando bote a la pelota y lanzando al aro varias veces, noté que conformaban la selección de Baloncesto por la vestimenta que tenían, todos bien uniformados al parecer venían de un partido, todo indicaba que les había ido bien por la alegría en sus rostros, fue allí donde mi interés creció aún más y decidí saber más de este deporte. Al día siguiente tome una revista que mi papá había traído del extranjero y en ella estaban las fotos y estadísticas de los mundiales de basket, a partir de ese momento me interesó más el Basketball.
En 1993, cursaba el tercer año de secundaria y decidí participar en la convocatoria para formar parte del equipo de baloncesto, afortunadamente el horario de entrenamiento no afectaba otras asignaturas. Recuerdo que al acercarme el primer día, abrió la puerta un profesor bajito de edad avanzada y canoso que me pregunto si venía por el aviso de la selección, le respondí con entusiasmo que sí, y me hizo ingresar, observé a varios compañeros de otros salones en una larga fila y noté que la mayoría eran más altos que yo.
Debo decirles que fui el último en la fila en ser tallado, al finalizar fui citado todos los días en el recreo para los entrenamientos de pre selección, El profesor nos indicó que traigamos ropa deportiva y que serían dos semanas de prueba, allí se seleccionarían a los mejores. Cuando me despedí, me dió su nombre formalmente “Profesor Moncada” y así lo conocí por primera vez!!!!!
Siempre decía que si nos esforzábamos lo suficiente podíamos quedarnos a formar parte de la selección, lastimosamente no califique (jajajajaja ironías de la vida), me sentí triste, sin embargo no me desanimé y seguí intentándolo. Cuando notificaron los horarios de entrenamiento a los seleccionados, decidí asistir por iniciativa y también motivado por los amigos que había conocido durante los entrenamientos de prueba.
Le pregunté al profesor Moncada si podía mirar los entrenamientos y respondió que solo se podían quedar los seleccionados, los entrenamientos eran todos los días menos los jueves y domingos de 1pm a 3pm y los sábados de 9am a 12m, los primeros días pasaba a saludar al entrenador “ Moncada”, el amablemente respondía mi saludo y me recordaba que no podía quedarme pero insistí, «todos los días pasaba sin falta a saludarlo», estaba dispuesto a ingresar, deseaba con todo mi corazón ingresar, muchas veces dudaba en seguir insistiendo, hasta que un buen día luego de dos semanas de iniciado el entrenamiento permitió que me quedé.
Entonces me sentaba cerca de él, luego según yo subí de puesto a secretario y empecé con algunas labores sencillas entre ellas a comprar recuerdo su pastilla (Uropol), quise desistir ya que pasaban los días y no lograba mi principal objetivo “entrenar” pero un buen amigo y compañero Christofer López( más alto que yo) me motivó a insistir y me sugirió traer ropa deportiva, así continué hasta que un gran día el profesor Moncada me preguntó si quería participar de los entrenamientos, me cambie de inmediato, aún recuerdo la ropa que use, escogí la ropa deportiva más nueva que tenía, y mis zapatillas puma, comencé muy feliz!!!!!!
Era el primero en llegar, el profesor Moncada siempre me contaba algo mientras sacábamos los materiales para iniciar la clase, fue anecdótico porque lo ayudaba a barrer el coliseo de baloncesto, la misma rutina se repetía los días de entrenamiento, así que dejé de usar mis mejores prendas porque sabía que se maltratarían y gastarían debido a los entrenamientos, pronto todos acabábamos con nuestros polos con agujeros, zapatillas rotas, clara evidencia que era muy exigente con los entrenamientos.