LA ARQUITECTURA DEL COLEGIO
Sabemos que el llamado “Primer Colegio Nacional del Perú” fue fundado en 1841 durante el segundo mandato Agustín Gamarra. Sus fundadores fueron el hacendado y empresario iqueño Domingo Elías y el comerciante español Nicolás Rodrigo.
En 1855, el presidente Castilla lo convierte en el Primer Colegio Nacional del Perú para que los mejores y más destacados estudiantes de la nación ingresen y accedan a su enseñanza, formación y disciplina. Su antiguo local estuvo ubicado donde luego, durante la dictadura de Odría, se erigió el edificio del Ministerio de Educación (en el Parque Universitario, barrio de Guadalupe, en las afueras de Lima). Allí permaneció por 66 años antes de trasladarse donde lo vemos hoy.
El origen de este edificio se remonta a 1898 cuando se convocó a un concurso para dotar al emblemático colegio de un local adecuado. El proyecto inicial lo ganó Máximo Doig (arquitecto de la Casa de Correos) pero la obra fue concluida por Rafael Marquina y Bueno, arquitecto guadalupano.
De estilo neoclásico, el bloque frontal se concluyó en 1909; la capilla y el bloque posterior, en 1911. El local fue concebido para satisfacer el sistema educativo de modelo francés; por ello, su traza es de retícula conformando 5 patios, cada uno de ellos destinados a una actividad escolar: patio de honor, patio de actividades recreativas, auditorio, capilla y tres patios de aulas; en el segundo nivel se emplazaba el internado, área de servicios generales-maestranza, comedor, talleres de instrucción, almacenes, etc. La obra fue concluida por Marquina en 1920.
El inmueble es de ladrillo en su planta baja y los techos y carpintería en general, de madera. Lamentablemente -hay que decirlo- hoy luce deplorable pues la pintura no va con su estilo neoclásico; además, el pórtico, de piedra labrada, se encuentra pintado: debe retirarse esa espúrea pintura para que la piedra luzca al natural.